miércoles, 23 de abril de 2014

Pelotas

Llegamos al parque, era una tarde normal, con sol, con nubes, calurosa y fresca al mismo tiempo, nos invadía el olor a tierra mojada, se avecinaba tormenta. No prometía más que otras tardes similares pero, fue muy distinta.
Como siempre había distintos grupos de niños diseminados entre columpios, arena y arbustos. Padres y madres sentados en los bancos o haciendo alguna artesanía armados de cubos y palas. Cada uno a su aire....

Hasta que llegó una niña pequeña con una bolsa de plástico muy grande, llena.

La apoyó en el tronco de un árbol y su contenido se rebeló dejando rodar por el suelo un montón de pelotas de distintos tamaños, colores y materiales. Pelotitas pequeñas y medianas de esas que tocan en las máquinas de los centros comerciales, de colores lisos o con motivos de dibujos animados, de tela, de lana, de contenido pesado para hacer malabares, de las pequeñitas que botan mucho, etc...
Mi hijo pequeño se acercó atraído como otros por el espectáculo y cuando iba a por él para explicarle que las pelotas no eran nuestras y que había que pedir permiso para tocarlas, la dueña de la bolsa y su mamá dijeron en voz alta "las regalamos, antes jugábamos mucho con ellas pero ahora ya no las necesitamos así que podéis coger las que queráis".

El cambio que se produjo en el ambiente fue brutal!!
Los niños de todas las edades se volvieron locos de contentos y se pusieron a escoger "modelo". Su alegría se contagió hasta a los "mayores" y de pronto, como por arte de magia, todo el mundo tenía una pelota en la mano, o dos, o diez...
Algunos jugaban al fútbol, otros las tiraban por el tobogán, los bebés las colocaban en fila o las arrojaban lejos entre risas, otros las enterraban en la arena, otros se inventaron una especie de golf... Un grupo de mamás, hasta hacía un segundo, sentadas en un banco, ahora jugaban con sus hijos a una especie de balón prisionero "salvaje" con mil pelotitas y acababan en el suelo muertas de risa y de cansancio...
Con que poco, nos cambiaron la tarde y nos hicieron felices a todos, supongo que en la época que vivimos, hacía mucho tiempo que nadie nos sorprendía regalándonos algo.

Como nosotros también jugamos con un par de pelotitas y lo pasamos muy bien, al volver a casa tomamos la decisión de que en algún momento, cuando ya no queramos guardar ni estas ni las otras muchas que vamos acumulando por casa, le devolveremos al karma este momento tan especial y haremos lo mismo.

Feliz San Jordi!!


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